En algún momento se tiene que morir... una de las leyes de la vida.
Hace unos días atropellaron a una de mis mascotas, en la veterinaria solamente le administraron calmantes pues no tenían en funcionamiento rayos X ni ecografía para atender las fracturas y demás por ser domingo (y lamentablemente era domingo y era la única veterinaria 24 horas siendo de la UNMSM), mas no se preocuparon por la cabeza y eso que mi prima, estudiante de medicina -5to año-, sugirió revisarán puesto que tenía sintomas de daño en esa zona. Al día siguiente amaneció mejor y pensé se sanaría ya que sólo eran fracturas... multilpes facturas. Yo fui a clases y en la noche cuando me recogieron, me dieron la lamentable noticia de que no se pudo hacer más por Lolita. Fue una complicación con su cerebrito, al parecer había una hemorragia y como no la atendieron como era debido empezó a convulsionar por lo que mamá pidió le pusieran la "inyección" así ya no sufriría y fue lo mejor. Ahora esta en el jardín junto con lás otras mascotitas que alguna vez tuvimos. La única vez que sentimos así fue por Valentina, un labrador, que murió por envenenamiento hace muchísimos años.
Papá se siente todavía muy mal, culpable.
Matti no quiere permanecer mucho tiempo en el jardín y su semblante aún es triste.
Mateo ya no tiene con quien jugar y está en una fase medio bipolar.
La partida de Lolita fue dolorosa, 5 meses con nosotros, espero lo haya disfrutado porque nosotros sí, la queriamos mucho a pesar de que era muy hiper.
Su partida , para mis hermanos y yo, es oportunidad para darle hogar a otro perrito, para brindarle el cariño y calor que a ella le dimos, y sé que a mis padres tambíen aunque lo nieguen.
Ahora se encuentra en el cielo de los perretes con otros perretes, perreteando.